En su 15º aniversario, ALIA se consolida como eje vertebrador del ecosistema logístico aragonés. Eduardo Corella, presidente de ALIA Clúster Logístico de Aragón y socio director de Operinter Zaragoza, repasa los hitos de esta trayectoria y defiende un modelo basado en colaboración, innovación y compromiso con el territorio.
ALIA cumple 15 años como referente del ecosistema logístico aragonés. ¿Cómo resumiría la evolución del clúster desde sus inicios hasta hoy? ¿Qué hitos destacaría como los más importantes en este recorrido?
ALIA ha pasado de ser una semilla local a un clúster con impacto internacional. En estos quince años, la evolución ha sido profunda: nacimos con la vocación de articular un sector disperso y hoy somos un referente nacional y europeo en logística colaborativa. El crecimiento en número de socios es importante, pero más lo es la madurez alcanzada. Hemos aprendido a cooperar, a innovar juntos y a representar al sector con voz propia. El lanzamiento de nuestras primeras comisiones de trabajo, el impulso a la empleabilidad con iniciativas como Logis-Camp o la implicación activa en proyectos internacionales como U-SAVE son hitos clave. Todo ello no sería posible sin una comunidad empresarial comprometida, que entiende que el progreso individual pasa por construir un ecosistema fuerte. Este 15º aniversario es un buen momento para mirar atrás con orgullo, pero sobre todo para mirar hacia adelante con ambición. ALIA no se limita a acompañar al sector, lo reta a ir más lejos. Y lo hace desde tres convicciones que no cambian: compromiso, colaboración y competitividad.
¿Qué significa para ustedes haber alcanzado la cifra de 170 socios y qué representa esto en términos de fortaleza del clúster?
Tener más de 170 socios demuestra que el modelo ALIA funciona. No se trata de acumular adhesiones, sino de consolidar una comunidad activa, diversa y alineada. Con esa cifra hemos alcanzado una masa crítica que refuerza nuestra legitimidad y capacidad de acción. Hay empresas grandes y pequeñas, industriales y tecnológicas, centros de formación y operadores logísticos, lo que nos permite abordar los desafíos desde ángulos muy distintos. Pero lo más valioso no es la diversidad, sino la cohesión. 170 empresas empujando en la misma dirección tienen más fuerza que 170 caminos individuales. Esta red nos permite lanzar proyectos más ambiciosos, acceder a financiación con más garantías y representar los intereses del sector con mayor peso ante administraciones. "Solo no puedes, con amigos sí". Y eso es exactamente lo que estamos construyendo en ALIA: una alianza estratégica por la logística aragonesa.
Actualmente ALIA está gestionando 10 proyectos de innovación. ¿Podría contarnos brevemente en qué áreas se centran estos proyectos? ¿Cómo se logra mantener esa capacidad operativa y de colaboración?
La innovación no es un eslogan, es el motor de la logística que queremos construir. En ALIA lo tenemos claro: si queremos ser competitivos mañana, hay que actuar hoy. Por eso estamos implicados en diez proyectos de innovación que abordan áreas tan estratégicas como la digitalización de procesos, el uso de drones en logística urbana o la inteligencia artificial para la gestión del talento. No trabajamos solos; colaboramos con otros clústeres, con centros tecnológicos y con empresas que entienden que innovar no es opcional. ALIA ha demostrado que el clúster puede ser un laboratorio vivo donde las ideas se transforman en soluciones aplicables. Mantenemos esta capacidad operativa porque tenemos un modelo de colaboración muy consolidado y una estructura ágil. Además, nos apoyamos en programas como las AEI del Ministerio de Industria para activar proyectos con impacto real. Lo fundamental es que cada innovación que desarrollamos se piensa desde el terreno: no queremos tecnología por sí misma, sino tecnología al servicio del sector.
Uno de los proyectos internacionales más destacados en los que participan es U-SAVE ¿en qué consiste exactamente y qué papel desempeña ALIA?
U-SAVE es la mejor prueba de que Aragón puede liderar innovación con impacto social a escala europea. Es un proyecto internacional que busca desarrollar un sistema de transporte urgente de suministros mediante drones en situaciones de emergencia urbana. ¿La diferencia? Que aquí hablamos de drones eléctricos e incluso propulsados por hidrógeno, con una visión de sostenibilidad desde el inicio. ALIA colidera este proyecto junto a AERA, el clúster aeronáutico de Aragón, lo que refleja nuestro compromiso con la cooperación interclúster y con la transferencia tecnológica. No solo estamos generando soluciones técnicas, estamos generando respuestas a necesidades sociales urgentes. U-SAVE representa una nueva generación de logística: inteligente, rápida, limpia y conectada. Y lo más importante: nos permite posicionar a Aragón en la vanguardia europea de la logística del futuro. Desde Zaragoza estamos demostrando que la innovación también puede tener acento local.
Aragón ha consolidado su posición como nodo logístico de primer nivel. ¿Cómo valora el momento actual que vive la logística en la comunidad? ¿Qué papel ha jugado PLAZA y su desarrollo en este posicionamiento geoestratégico?
La logística aragonesa está viviendo un momento de madurez y proyección como nunca antes. Aragón se ha consolidado como nodo logístico por méritos propios: planificación, inversión, colaboración público-privada y una comunidad empresarial activa. En este contexto, PLAZA ha sido el gran facilitador. No es solo una plataforma de suelo, sino un ecosistema intermodal que conecta con los principales corredores ferroviarios, tiene acceso directo al aeropuerto de carga y sigue atrayendo a empresas estratégicas. PLAZA ha sido el catalizador del salto de Aragón al mapa logístico europeo. El dinamismo actual es fruto de una visión clara, pero no puede haber complacencia. Hay que seguir mejorando infraestructuras, reforzar las conexiones con Valencia o el Canfranc, y mantener el ritmo de atracción de inversiones. Estamos bien posicionados, sí. Pero lo más importante es que tenemos una hoja de ruta para seguir creciendo de forma sostenible, equilibrada y con valor añadido.
¿Cuáles son los factores que hacen de Aragón un territorio atractivo para la inversión en logística? ¿Qué retos y oportunidades identifica para el sector logístico aragonés en los próximos años?
Aragón es hoy un territorio logístico con marca propia. Su ubicación estratégica es un activo, sí, pero su verdadero valor está en la conjunción de factores: infraestructuras modernas, un ecosistema empresarial cohesionado, apoyo institucional y una cultura de colaboración consolidada. Lo que hace atractiva a Aragón no es solo lo que tiene, sino cómo lo utiliza. ALIA es parte de esa fórmula de éxito, actuando como conector, facilitador y motor de proyectos transformadores. De cara al futuro, los retos están claros: atraer talento especializado, avanzar en sostenibilidad, incorporar tecnologías disruptivas y gestionar la presión sobre infraestructuras clave. Pero también hay enormes oportunidades si se actúa con visión. El nuevo Plan Estratégico de Logística 2025-2040 será clave. Y lo será si somos capaces de ejecutarlo con consenso, ambición y orientación a resultados. El desafío no es crecer por crecer, sino hacerlo con inteligencia, impacto y propósito.
Entrevista publicada en el nº302 de Logística Profesional (pág 96-97)
La distribución urbana se enfrenta a retos crecientes en eficiencia, costes y normativas. Desde la falta de infraestructura hasta la logística inversa, pasando por la electrificación o la presión regulatoria, expertos del sector comparten las claves para mejorar el modelo y avanzar hacia una última milla más alineada con las exigencias medioambientales y del consumidor.
La distribución capilar se enfrenta a retos crecientes, desde la escasez de transportistas hasta las complejidades del reparto urbano. Pascual trabaja activamente en atraer nuevo talento al sector, impulsar soluciones de última milla más sostenibles y promover modelos colaborativos y normativas más homogéneas que hagan más eficiente y responsable la logística en entornos urbanos.
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