La velocidad con la que evoluciona la IA hace que apenas tengamos tiempo para digerir las últimas novedades antes de que surjan otras. Como empresas, usuarios y sector del transporte, vivimos en un estado de permanente 'futuro', efímero y cambiante, que nos obliga a estar en alerta constante e incorporar conceptos y herramientas casi a diario.
Hace apenas un año, que ya suena lejano en términos de IA, hablábamos de optimización de rutas, automatización y personalización, aplicación en robots, drones y otros dispositivos. Hoy, en cambio, ya se discuten las inteligencias artificiales 'líquidas' y 'cognitivas'.
El avance en herramientas basadas en IA y la capacidad de imaginar nuevas aplicaciones nos permiten explorar usos más sofisticados en logística.
Se habla de IA 'líquida' aquella que se adapta dinámicamente a entornos cambiantes, ofreciendo soluciones flexibles y resilientes. En la última milla, esto se traduce en tecnologías que mejoran la eficiencia en tiempo real, como la optimización dinámica de rutas con algoritmos que ajustan trayectos según el tráfico; cobots que colaboran adaptándose a tareas variables; análisis predictivo para mejorar la precisión de entregas y sistemas IoT que gestionan flotas con información en tiempo real sobre vehículos y condiciones operativas.
Por su parte, la IA cognitiva busca replicar procesos de pensamiento humano en la toma de decisiones logísticas. No solo procesa datos, sino que aprende y anticipa cambios en el entorno. Esto mejorará la planificación de rutas, priorización de entregas según urgencia o restricciones, simulación de escenarios antes de ejecutar una operación y optimización del espacio en vehículos. Además, la integración con datos contextuales y el uso de IoT permitirán respuestas más ágiles ante imprevistos.
Junto a estos avances, la IA conversacional está transformando la comunicación entre empresas y clientes. Más allá de los chatbots, se consolidan entornos multicanal con interacciones más fluidas y personalizadas, mejorando la experiencia del usuario.
Sin embargo, la IA no es una solución mágica. Su éxito depende de datos de calidad, infraestructura digital y procesos bien definidos, así como una apuesta firme por parte de las empresas.
Es obvio que la IA ya está aterrizando en nuestro sector, y por ello, debemos trabajar para que su papel sea hacer la logística más ágil, predecible y eficiente, permitiendo que las empresas ofrezcan mejores servicios y que los clientes reciban sus pedidos de forma más rápida y sostenible. La clave está en integrar la tecnología sin perder de vista lo esencial: una logística pensada para las personas.
Artículo de opinión publicado en el nº301 de Logística Profesional (pág 23)
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