El Puerto de Barcelona financiará entre 10 y 12 apartaderos ferroviarios de 750 metros en el corredor Zaragoza-Barcelona.
Así lo anunció ayer el presidente de Aragón, Javier Lambán, tras reunirse con el presidente del Puerto de Barcelona, Sixte Cambra, en la ciudad condal. Lambán destacó que el acuerdo permitirá «abaratar los costes de transporte y ser más competitivos». Esta inversión abre «inmensas posibilidades», subrayó.
El presidente del Puerto de Barcelona detalló que esta inversión (de la que no se detalla la cuantía) partirá del Fondo de Accesibilidad Terrestre y favorecerá la accesibilidad y la competitividad de las empresas. Se incorporará en el plan de inversiones de 2017 y posibilitará que puedan circular trenes con mayor capacidad (en la actualidad, los apartaderos son de 450 metros).
Asimismo, también se anunció que la Terminal Marítima de Zaragoza (tmZ), de la que es accionista el puerto barcelonés, adaptará sus instalaciones a los productos refrigerados, para lo que invertirá 300.000 euros. En la actualidad, la tmZ ofrece 23 de los 32 servicios ferroviarios semanales que se realizan entre Aragón y el puerto.
Cataluña y Aragón, aliados
Con estos acuerdos, Lambán no dudó en calificar al puerto de Barcelona, y por extensión a Cataluña, como aliados «para convertir Aragón en una plataforma logística con mejores conexiones para el tráfico de mercancías y abriendo una nueva vía de exportación de los productos perecederos».
«Juntos hemos puesto a Zaragoza en el mapa del tráfico ferroviario de mercancías, con la primera terminal interior de la Península», insistió Lambán, que estuvo acompañado por la consejera de Economía y Empleo, Marta Gastón, y el gerente de Plaza, Francisco de la Fuente.
Desde el Gobierno aragonés destacan que de las 2025 composiciones ferroviarias que tmZ envió o recibió durante 2015, aproximadamente el 85% tuvieron como destino la ciudad condal.
El sector logístico está entrando en una fase de moderación tras un inicio de año muy dinámico. No se trata de una crisis, pero sí de una desaceleración clara, especialmente visible en el transporte terrestre y el empleo autónomo.
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