El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha gestionado 766.800 toneladas de mercancía durante el pasado año, lo que supone un 19,2% más que en 2023 y un 35,4% con respecto a 2022. Esta cifra representa el 67% del tráfico internacional en la red de Aena, por lo que este aeropuerto se consolida como el principal hub de carga aérea en España y uno de los más relevantes de Europa.
Así se desprende del ‘Informe Anual del Observatorio de la Carga Aérea’ elaborado por el Observatorio de la Carga Aérea de Foro MADCargo, que sitúa a Madrid entre los diez aeropuertos europeos en tráfico de mercancías, por encima de otros hubs tradicionales, y que ha logrado mantener una evolución positiva desde 2021 gracias al auge del comercio electrónico, la reconfiguración de las rutas logísticas globales y su posición geoestratégica entre Europa, Asia y Latinoamérica.
Además del análisis sobre este aeropuerto, el Observatorio ofrece una visión global del sector, revelando que la demanda de carga aérea en 2024 creció un 11,3% a nivel mundial, impulsada por las limitaciones en el transporte marítimo y la creciente penetración del e-commerce.
En el plano medioambiental, el informe señala que la sostenibilidad se ha convertido en un eje estratégico, aunque la producción de SAF (combustibles sostenibles de aviación) avanza aún a ritmo lento. La industria afronta el reto de equilibrar crecimiento con responsabilidad climática, siendo la transición energética uno de los principales desafíos.
Jesús Cuéllar, presidente de Foro MADCargo, ha declarado: “Disponer de información precisa y análisis rigurosos es hoy más que nunca un factor diferencial. Este informe permite alinear la estrategia logística de empresas e instituciones con la realidad cambiante del comercio global”.
El salón destaca el papel estratégico del sector en sostenibilidad, digitalización e innovación, claves para el crecimiento económico global.
Por otra parte, el uso de la inteligencia artificial contribuye a mejorar la seguridad en el transporte y establecer predicciones más precisas. Todo esto es posible mediante unos dispositivos específicos, diseñados a medida, que recogen los datos y que son capaces de soportar las condiciones del entorno de trabajo.
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