La crisis ha transformado profundamente los hábitos de vida y de compra de la población, dando lugar a un nuevo perfil de consumidor en la sociedad poscrisis, en la que un 52% de los ciudadanos afirma que la crisis le ha hecho descender de clase social y en la que un 66% cree que la desigualdad social es uno de los problemas más graves del país.
En un contexto en el que la economía crece al mayor ritmo de los últimos años, la sociedad poscrisis no es la misma que la conocida antes de la recesión. Así lo detecta Mikroscopia 2016, una investigación anual desarrollada por MyWord basada en una macroencuesta de 8500 entrevistas on line que analiza de manera exhaustiva microtendencias y hábitos de vida, consumo y compra.
Los valores sociales también han sufrido un importante cambio tras la crisis. Los ciudadanos son hoy menos materialistas, más solidarios y más empáticos ante el sufrimiento ajeno. Así, el estudio ha detectado que, a raíz de la crisis, el 29% de la población afirma dar menos importancia a las cosas materiales; el 18% admite que ahora ayuda a los que lo necesitan y un 36% confiesa «ponerse más en la piel de otras personas».
De rebelde a ahogado
El estudio, en el que el año pasado se detectó la aparición de un consumidor rebelde que amenazaba con abandonar las grandes marcas, pone el foco en su edición de 2016 en la sociedad poscrisis. Así, el «consumidor ahogado» se caracteriza por ser un consumidor que ha sufrido especialmente los efectos de la recesión económica.
En este sentido, y según se desprende de los resultados, un 34% de la población compra a raíz de la crisis marcas más baratas y un 68% afirma haber caído de clase social, 24 puntos más que el resto de consumidores.
El 82% considera que las empresas tendrían que invertir parte de sus beneficios en ayuda social
Por otra parte, ahorrar en todo es su premisa. El «consumidor ahogado» busca economizar en todos los productos y servicios. Este nuevo perfil de consumidor ahorra en la gran compra: el 56% de «consumidores ahogados» compara precios de marcas para comprar la más barata, 23 puntos porcentuales más que el resto de consumidores. También ahorra en moda: un amplio 72% compra ropa que no sea cara, 23 puntos porcentuales más que el resto de la muestra.
Asimismo, este consumidor también ahorra en los gastos del hogar: un 35% apenas pone la calefacción por no poder hacer frente al gasto, 24 puntos porcentuales más que el resto de consumidores.
Nuevos valores y más exigencia
Los valores de este consumidor también han cambiado: la austeridad, la empatía y el espíritu crítico le caracterizan. Un 64% afirma haberse vuelto más austero tras la crisis (31 puntos porcentuales más que el resto de la muestra) y un 45% se pone más en la piel de otras personas, lo que supone 13 puntos más. Además, es especialmente crítico con las grandes marcas: un 32% de ellos declara haber sentido rechazo hacia grandes empresas y multinacionales, 14 puntos más que el resto de entrevistados.
La mayor exigencia hacia las empresas es uno de los rasgos más destacados de este nuevo perfil. Al consumidor ahogado le parece imprescindible que las empresas inviertan parte de sus beneficios en ayuda social y sean transparentes y honestas. El 90% de este tipo de consumidor exige que las empresas expliquen de forma clara los productos y servicios que ofrecen, lo que supone 11 puntos porcentuales más que el resto de la muestra. Además, el 82% considera que las empresas tendrían que invertir parte de sus beneficios en ayuda social, 13 puntos más que el resto de encuestados.
Comentarios