Seis empresas y cuatro centros tecnológicos han puesto en marcha el proyecto Biovege, cuyo objetivo es transformar los excedentes de frutas y verduras en envases sostenibles, aditivos o conservantes.
Subvencionado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) a través del programa Innterconecta, y apoyado por el Ministerio de Economía y Competitividad, el proyecto pretende dar salida a «las enormes cantidades de residuos hortofrutícolas que genera la huerta de Andalucía» para convertirlos en «productos de alto valor añadido como envases sostenibles con propiedades mejoradas, y aditivos o conservantes para la preparación de alimentos saludables».
En Andalucía se producen al año unas 500.000 toneladas de subproductos hortícolas que no tienen demanda en forma de compost, biogás ni piensos, de forma que su destino es mayoritariamente el vertedero. Para dar una segunda vida a estos desechos, Bioevege propone dos vías de valorización: la extracción de compuestos alimenticios para obtener conservantes alimentarios e ingredientes bioactivos y la hidrolización de los residuos para obtener alcoholes a partir de sus azúcares que permitan mejorar los bioplásticos existentes para su utilización como envase de los propios productos hortofrutícolas.
En el proyecto, en el que participa como coordinador técnico el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), está liderado por Alhóndiga La Unión y cuenta con la colaboración de las empresas Torres Morente, Domca, Neol, Ecoplas y Morera y Vallejo, así como otros los centros de investigación Tecnalia, Cidaf y Las Palmillas Fundación Cajamar.
Recubrimientos comestibles
El proyecto prevé el desarrollo de conservantes naturales en forma de recubrimientos comestibles, así como la extracción de ingredientes bioactivos en forma de emulsiones hidrofóbica y lipofílica en microcápsulas que permitan al organismo asimilarlos con mayor facilidad.
Según los investigadores, el proyecto aporta una ventaja competitiva respecto a los productos que existen actualmente en el mercado en cuanto a su coste: los ingredientes bioactivos tienen un elevado precio, pero su obtención a partir de residuos sin un valor en el mercado resolvería este inconveniente.
Envases sostenibles
Por otra parte, Biovege permitirá obtener nuevos alcoholes grasos a partir de los azúcares que contienen los residuos de alimentos como el melón, la sandía, el pepino, el pimiento y el calabacín. Con ellos se espera obtener nuevos grados de biopoliésteres plastificados que permitan elaborar mallas y películas para envases retráctiles destinados a la conservación y envasado de los propios productos hortofrutícolas, «en línea con las políticas de economía circular de la Unión Europea».
Así lo refleja un estudio de InPost encargado a la consultora South Pole para analizar el potencial de emisiones de carbono evitadas.
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