La Fundación Corell ha reunido a representantes del sector del transporte de mercancías y viajeros para analizar las consecuencias de medidas para la mejora de la calidad del aire en las ciudades, como la reciente puesta en marcha de “Madrid Central”.
Para Arancha García (ANFAC), el gran problema actual es que el parque de vehículos está muy envejecido “de nada sirve la tecnología si no conseguimos que llegue a la carretera”, ha afirmado. Las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos se han reducido un 30% en la última década, pero sólo supone un 5% del parque. “Existen barreras a la movilidad inteligente: la edad media del parque es de 12 años y va creciendo. El motivo es que el consumidor tiene mucha incertidumbre y actualmente, lo que crece es el mercado del vehículo de ocasión y disminuyen las bajas de vehículos en los desguaces, pasando de 16 años a 18 de media, lo cual afecta directamente en la seguridad, ya que la edad media de los vehículos en accidentes graves es de 13,8 años”.
Por parte de Naturgy, Miguel Ángel Valladolid, ha planteado las ventajas del gas natural como combustible alternativo, frente a un mercado actual que es insostenible por su total dependencia del petróleo. Según Miguel Ángel Valladolid, las ventajas son variadas, como el mantenimiento de precios estables frente al precio del petróleo, la reducción de partículas sólidas de azufre, la reducción en un 50% de la contaminación acústica, así como reducciones de hasta un 25% de CO2, que influye directamente en la contaminación global.
En cuanto a los operadores de transporte, Lucio Fernández de GLS Spain, ha planteado la existencia de un nuevo escenario, en el que las restricciones de tráfico se producen en muchas ciudades europeas. Sin embargo “no podemos esperar que la regulación externa nos ayude. Nuestro sector está afectado no sólo por la regulación de circulación, sino por la de acceso a ciertas zonas de las ciudades. La responsabilidad está en las propias empresas y tenemos que asumir ese reto, pensando en cómo hacer las cosas para el beneficio común y el propio”.
Luis Pacheco, representante de COCEM, afirma que desde su entidad se han realizado hasta cinco propuestas para disminuir en un 30% la contaminación, sin implantar restricciones al tráfico: aparcamientos disuasorios en todas las entradas a Madrid, conectados con lanzaderas gratuitas, facilitando el acceso de los ciudadanos que viven en las afueras; planificación para cambiar las calefacciones, ayudando a las comunidades de personas mayores y colocación de termostatos inteligentes en edificios públicos y privados; conciliación de las aperturas del comercio, ya que con la Ley de Dinamización que permitió la apertura los domingos, el comercio de los pueblos limítrofes está desapareciendo y se producen la movilización de hasta 100.000 vehículos sólo para comprar; horarios diurnos en Mercamadrid, para evitar la salida de cientos de vehículos de transporte a la M30 y M40 entre las 6 y las 9 de la mañana y, por último, fomento de los vehículos con combustibles alternativos. Según Pacheco: “Madrid Central penaliza mucho al comercio y al ciudadano y lo veremos cuando empiecen las multas, En otras capitales europeas se hizo de forma progresiva. Algo está fallando si diez días después de su implantación tenemos restricciones de tráfico por contaminación”.
La jornada finalizó con la intervención de Pablo Rodríguez Sardinero, director general de Transportes de la Comunidad de Madrid. Rodríguez Sardinero destacó que todo el sector del transporte tiene claro que hay que cambiar el modelo y fomentar la sostenibilidad, pero que no puede hacerse “de la noche a la mañana y que las empresas que tienen que hacer cambios importantes de infraestructura no sepan si la regulación actual va a continuar o no”.
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