La distribución en la última milla implica la necesidad de cumplir con ventanas de entrega ajustadas y gestionar eficientemente las entregas urgentes, para ello es necesario apoyarse en herramientas tecnológicas, predictivas, de optimización y de comunicación, mejorando así la experiencia al cliente y la sostenibilidad.
La introducción de bicicletas de carga eléctricas podría reducir las emisiones de la logística de última milla hasta en un 80% en las 100 ciudades más grandes de Europa, al tiempo que reduciría la congestión del tráfico y la competencia por el espacio al reemplazar hasta 120.000 furgonetas.