Continúa el ascenso de las carretillas eléctricas frente a las térmicas aunque seguirán conviviendo. El nivel de rendimiento de las máquinas, baterías y cargadores, se aproxima cada vez más al de las de combustión interna.
El mercado de las carretillas en general y el de las eléctricas en especial, está experimentado una rápida evolución/revolución que afecta no solo al concepto de las máquinas, sino también a los profesionales que las diseñan y fabrican y a quienes las conducen. Jaime Gener, el director gerente de Linde, define la situación muy acertadamente: “hemos pasado de ser “vendedores de carretillas” a “proveedores de soluciones” y ello requiere incorporar personas con capacidad para entender esta evolución y que además aporten un valor añadido a la empresa”.
En 2017 se vendieron 6.966 carretillas eléctricas frente a las 5.890 de 2016, un claro incremento que los fabricantes achacan a la buena evolución de la economía y al buen comportamiento de los vehículos eléctricos. Aunque conviven dos tipos de baterías, las de plomo ácido y las de ión litio, están ganando terreno las segundas y a gran velocidad, tanto por prestaciones, ahorro de tiempo y de costes, como por seguridad y reducción de emisiones.
Más información en el número 233 de la revista Logística Profesional.
Entre las principales causas que motivan el auge se encuentran la necesaria transformación hacia la sostenibilidad del packaging, la automatización y digitalización de la industria, la recuperación económica pospandémica de los diferentes sectores productivos, y el imparable crecimiento del comercio electrónico que lleva asociado nuevas necesidades de packaging y logística.
Aprovechando los datos de su propia flota, los clientes pueden evaluar si están preparados para la electrificación, calcular el coste total de propiedad (TCO) de la electrificación, el coste operativo y el ahorro de CO2.
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