Sick ha lanzado al mercado el sensor LFP INOX, diseñado para medir el nivel en sustancias con espuma abundante, como la que se produce en la producción de cerveza o leche.
El nuevo sensor, que funciona con microondas guiadas, distingue entre el líquido y la espuma o los elementos adheridos. La sonda de medición resiste los procesos CIP y SIP y, según informan desde la compañía, «puede acortarse fácilmente desde la distancia de medición máxima de 4000 mm a 200 mm». Fabricado en acero inoxidable para uso alimentario homologado por la FDA, tiene una superficie pulida con Ra = 0,8 µm, «lo que facilita la limpieza» y previene la multiplicación de bacterias y otros microorganismos.
El LFP INOX mide tanto el nivel continuo como los niveles límites. Cuenta con pantalla, salida analógica conmutable de 4 – 20 mA o 0 – 10 V, IO-Link para las opciones de parametrización individual, diagnóstico y visualización y dos salidas binarias en una carcasa compacta que cumple los requisitos de dos grados de protección, IP 67 e IP 69K.
La logística se enfrentaa un panorama donde será necesario encontrar un relevo generacional en las compañías para continuar avanzando en su progreso. Ya no solo por los datos que reflejan el envejecimiento de las plantillas, sino porque una de las grandes necesidades del sector es reclutar personal con formación en nuevas herramientas digitales.
Tiene un fuerte componente tecnológico gracias a la contribución de Donetec, dispone de una amplia red internacional de atención al cliente y de un gran abanico de soluciones para el sector del envase y embalaje a través de Naeco e integra completamente la capacidad de gestión de residuos y producción de materias primas de plástico que hasta la fecha operaba bajo la marca Polynext.
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