Solo el 16% de las compañías tiene intención de sumar coches eléctricos a su flota en 2020, frente al 25% del pasado ejercicio, a pesar de que el 62% de las matriculaciones de eléctricos se registran en este canal.
Según la última edición del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) promovido por Arval, compañía de movilidad de BNP Paribas, más allá de las barreras tradicionales relacionadas con los puntos de recarga, la autonomía o el alto precio de compra, el CVO recoge cómo el posicionamiento actual de impulso a las energías alternativas «no refleja la opinión de la empresa en cómo hacerlo más eficiente ante la falta de una estrategia continuada de impulso al eléctrico».
Las compañías españolas con enchufables en su flota se han reducido de un 10% a un 6% en el último año. En el contexto de Europa, España se sitúa en el tercio inferior de la tabla en intención de uso del eléctrico, que encabeza Holanda, donde las compañías que contarán con esta tecnología en el próximo trienio duplicaran a las españolas, hasta alcanzar el 35%.
Por otro lado, entre las pymes la intención de uso en los próximos tres años sube del 18% al 22% en el último año, entre las grandes sufre un retroceso de nueve puntos, al pasar del 43% al 34%.
Otra de las conclusiones que revela el CVO es el freno en la conducción compartida entre las empresas. De esta forma, solo el 17% de las compañías, frente al 27% del año pasado, considera esta alternativa como solución de movilidad, lo que evidencia que todavía no han interiorizado lo suficiente la economía colaborativa en su modelo de negocio.
Así, si bien el pool de vehículos lleva existiendo mucho tiempo en el entorno empresarial, lo cierto es que el carsharing tecnológico para ampliar el espectro de conductores es residual. De hecho, sólo un 2% de las empresas españolas, frente al 6% de las europeas, cederían sus coches corporativos para carsharing.
Así, según el CVO, el uso compartido de coches es una fórmula bien acogida entre las empresas para los empleados que no tienen el coche como herramienta de trabajo, sino para desplazamientos puntuales (reuniones…). Esto explica que esté implantado ya en el 15% de las pymes y solo en el 10% de las grandes empresas.
Diésel
Aunque el diésel sigue perdiendo cuota (en el último año retrocedió un 5,5% en el total del mercado y un 3,3% en el entorno corporativo), en un análisis por motorizaciones sigue siendo la solución mayoritaria en la flota.
Si atendemos al tamaño de la empresa, el 32% de las compañías de mayor flota, frente al 21% de las pymes, reconoce haberse planteado dejar de lado el diésel a la hora de renovar sus coches corporativos.
Entre las alternativas limpias, la balanza se inclina claramente hacia la tecnología híbrida, lo que explica que haya ganado peso en el último año, al pasar de un 23% a un 37% el porcentaje de grandes compañías que ya suman estos vehículos a su flota.
Alquiler
Por otro lado, el CVO pone de manifiesto cómo si bien el alquiler sigue dominando entre las grandes empresas (con una representación del 70%) poco a poco consigue un hueco entre las pymes que, aunque arraigadas a la compra directa, se acercan a la fórmula del todo incluido.
Así, el 21% de las pymes, frente al 20% del año pasado, se decantan por el alquiler a largo plazo, «lo que supone que las estrategias de acercamiento de los operadores de movilidad dan sus resultados». En los últimos tres años la representación de la pequeña empresa en el renting creció nueve puntos porcentuales.
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