Las previsiones sitúan a España por encima de los 33.500 millones de euros, con un 62% de internautas que compraron online en 2018, por encima del 57% del año anterior, según los datos del último estudio de European B2C Ecommerce Report 2019, publicado por Ecommerce Europe y EuroCommerce. Estas cifras representan un crecimiento del 20% y una contribución al PIB de un 2,69%.
Tras un incremento de casi el 12% en 2018, Europa Occidental sigue configurando el principal mercado digital en Europa. Así, con una facturación de 363.000 millones de euros, representa el 66% del total del volumen del ecommerce europeo. Además, el estudio señala que este año se podría registrar un crecimiento cercano al 14% hasta alcanzar los 621.000 millones de euros.
En cuanto a la penetración del ecommerce, Suiza (88%), seguida de Reino Unido (87%) y Dinamarca (86%) conforman en top tres. En lo que se refiere a las ventas transfronterizas, destaca el peso de Malta (89%), Chipre (83%) y Luxemburgo (82%); mientras que en España se sitúan en el 48% (Europa) y en un 36% para el resto del mundo.
"Hay numerosos factores que han contribuido a su desarrollo en los últimos años. Sin embargo, pese a los progresos que se han producido en el marco del Mercado Único Digital, las compañías todavía hacen frente a numerosas barreras para su desarrollo, especialmente en el comercio transfronterizo. Por tanto, necesitamos marcarnos un plan de acción ambicioso pero realizable a nivel europeo y acelerar nuestros esfuerzos", afirma Marlene ten Ham, secretaria general de Ecommerce Europe, quien añade que este plan pasa, entre otros aspectos, por invertir en tecnología y competencias digitales de modo que los ecommerce sean los que lideren el futuro digital de Europa.
El sector logístico está entrando en una fase de moderación tras un inicio de año muy dinámico. No se trata de una crisis, pero sí de una desaceleración clara, especialmente visible en el transporte terrestre y el empleo autónomo.
Los equipos de compras del sector manufacturero e industrial enfrentan el desafío de reducir costes sin comprometer la seguridad del suministro, a menudo con recursos limitados. Un nuevo enfoque en las compras puede ayudarles a identificar áreas de gasto que hasta ahora no se habían considerado.
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