Según los datos aportados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, durante 2023 se registraron 44.320 accidentes de trabajo que causaron baja en el sector de transporte y almacenamiento en España, un 3,52% más que en 2022. Claramente, el sector tiene que seguir avanzando hacia el objetivo principal que, me consta, es común a todas las empresas que lo conformamos: la mayor seguridad posible para las plantillas.
El ‘riesgo cero’, aunque es un concepto utópico, refleja el grado de exigencia y compromiso de una organización en cuanto al desarrollo de sus políticas preventivas. La seguridad debe ser una prioridad en la política de la empresa, y anticiparse a los sucesos es el primer paso. Es esencial garantizar que todos los niveles de la organización participen en la identificación y tratamiento de los posibles peligros en el lugar de trabajo.
Los factores humanos y de comportamiento, que están detrás del 60% de los accidentes, deben analizarse como parte del plan de acción preventiva de una organización. Apostando por la innovación, la cultura y los programas específicos de prevención, y la formación, es posible alcanzar excelentes resultados en un sector tan ‘físico’ como el logístico, donde la convivencia de los profesionales con máquinas, grandes volúmenes de mercancías y sistemas de almacenamiento vertical es obligada.
Existe un fuerte componente de comunicación, información y formación continua para inculcar una cultura preventiva en la vida cotidiana de los empleados. La seguridad empieza al levantarse de la cama y acompaña a cada individuo a lo largo de su jornada. Si el 50% de nuestro tiempo lo pasamos en el trabajo, las organizaciones tienen un papel fundamental a la hora de educar y elevar la cultura de seguridad de cada individuo.
La inversión en innovación y tecnología robótica es asimismo esencial para proteger a los trabajadores. Aun así, la base de la pirámide debe ser el principal foco de atención de la alta dirección. Es aquí donde se encuentran los elementos más básicos del comportamiento humano. La evolución se consigue creando rutinas de forma sistemática. Hay que desarrollar y mantener planes y rutinas de forma constante.
Los operadores logísticos deben garantizar la aplicación de acciones personalizadas y adaptadas a los riesgos y problemas de cada instalación. Por otro lado, los modelos de comportamiento dan estructura y solidez al plan cultural a desarrollar. Estamos convencidos de que no existen soluciones mágicas, pero centrarse en los aspectos más básicos y sencillos de forma consistente y coherente ha dado resultados positivos.
El sector español de logística y transporte ha ganado seguridad en los últimos años, pero aún queda camino por recorrer. Empleados, clientes, proveedores y socios comerciales deben trabajar juntos para seguir avanzando hacia los cero accidentes.
Artículo de opinión publicado en el nº293 de Logística Profesional (pág 56)
El encuentro ‘Más verde, más fresco, más CHEP’ abordó retos cruciales como la necesidad de establecer estrategias para afrontar el desperdicio alimentario, o la urgencia de impulsar la innovación y digitalización a lo largo de la cadena de suministro para hacer las operaciones más eficientes y sostenibles.
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