La tramitación electrónica de los expedientes sancionadores que desde principios de año utilizan tanto Fomento como las comunidades autónomas en sustitución de la carta postal certificada está provocando «desconcierto» y «preocupación» en el sector, ya que obliga a los transportistas a acceder a «multitud de sedes electrónicas».
Según explican desde Fenadismer, con la entrada en vigor de las nuevas Leyes de Ordenación de Transporte Terrestre y la de Procedimiento Administrativo de las Administraciones Públicas, tanto Fomento como las Consejerías de Transporte («e incluso en algunos casos hasta las propias Diputaciones provinciales forales o los cabildos») están utilizando sus propios servicios de notificación electrónica, lo que obliga a los transportistas a acceder a multitud de sedes electrónicas para poder consultar el contenido de los expedientes sancionadores, «con el consiguiente desconcierto y preocupación», ya que la falta de respuesta a un requerimiento de inspección es sancionado por obstrucción a la labor inspectora como infracción muy grave, con multa de hasta 4001 euros.
Para la federación, se trata de una situación «caótica» y de «gran preocupación» que genera «una importante indefensión e inseguridad jurídica» al colectivo de transportistas y que incumple uno de los principales objetivos perseguido por la Ley de Procedimiento Administrativo: «Garantizar el adecuado equilibrio entre la eficacia de la actuación administrativa y la imprescindible salvaguarda de los derechos de los ciudadanos y las empresas, que deben ejercerse en condiciones básicas de igualdad en cualquier parte del territorio».
Por ello, Fenadismer va a exigir que, con ocasión de la tramitación del nuevo Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres, todas las Administraciones públicas competentes en materia de transporte estén obligadas a usar «una sede común de notificación electrónica de expedientes sancionadores, sin perjuicio de que adicionalmente también puedan utilizar su sistema de notificación autónoma».
Aprovechando los datos de su propia flota, los clientes pueden evaluar si están preparados para la electrificación, calcular el coste total de propiedad (TCO) de la electrificación, el coste operativo y el ahorro de CO2.
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