La crisis ucraniana ha sucedido en un contexto de fuerte debilidad de la economía rusa. En 2013, el crecimiento ruso cayó al 1,3% después de que el crecimiento medio del PIB entre el 2000 y el 2011 fuera de un 4,8%. Estos son algunos de los datos que se desprenden del informe de Yves Zlotowski, economista jefe de Coface, titulado Panorama de Rusia, publicado por Publicaciones Económicas de Coface el pasado mes de septiembre.
Para Zlotowski, la desaceleración económica rusa no es muy diferente de la observada en otros países emergentes, que se han caracterizado por sufrir una pronunciada caída en la inversión y, en una menor medida, en el consumo. Será difícil para las políticas fiscales y monetarias jugar un papel contracíclico. En primer lugar, porque la política de tipos de interés se ve limitada por los anuncios de los cambios de política económica de la FED, lo que desestabiliza la mayoría de las monedas de los países emergentes. Pero particularmente porque la desaceleración proviene de deficiencias estructurales: infraestructuras problemáticas y, principalmente en el caso de Rusia, un complicado clima empresarial.
Sobre el papel, desde un punto de vista financiero, Rusia se encuentra en una situación cómoda que le podría permitir limitar el impacto negativo del impacto externo creado por la crisis geopolítica, al menos por un cierto periodo de tiempo, según el informe. «Las reservas de divisas todavía son importantes. El superávit de la cuenta corriente se mantiene, e incluso podría aumentar en 2014, y la deuda pública es modesta. En resumen, frente a esta doble crisis estructural y geopolítica, ¿cómo puede reaccionar la economía rusa a medio y corto plazo? ¿Cuáles son los principales riesgos económicos y financieros? ¿Qué escenario podemos esperar para la reforma y el desarrollo?».
Puede leer el artículo completo en el número 200 de LOGÍSTICA PROFESIONAL.
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